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17 de noviembre de 2012

INFIDELIDAD: DAÑOS COLATERALES

Esta es la historia de una infidelidad con un final muy trágico, ocurrida no hace mucho...

Ariadna, de 41 años, denunció  la desaparición de su marido, un importante empresario de 53 años, respetable hombre de negocios, personaje conocido por todos y relevante en su círculo.

Sebastián o Sebas para los amigos, le dijo a su mujer  que se marchaba a una reunión de negocios con posterior cena, en otra provincia y para no conducir bebido, pasaría la noche ahí. 

No era algo inusual en él; así que la esposa dedicó la tarde y noche a sus hijos, cena en familia, una película y un libro para dormir.

Al día siguiente no hubo llamada por la mañana, ni el mediodía.
Ariadna llamó a su marido varias veces, pero siempre saltaba el contestador automático. El silencio de Sebas empezó a resultar inquietante.

Alertada por no saber nada del paradero de su marido durante las últimas 24 horas, Ariadna se acercó al cuartel de la Guardia Civil e interpuso una denuncia por desaparición...

"Una intoxicación por monóxido de carbono parece la causa más probable de la muerte de un hombre y una mujer, cuyos cadáveres fueron encontrados ayer en una vivienda en las afueras de la ciudad.
Un particular alertó unos minutos antes de las 17.00 horas al 112 de que veía a dos personas fallecidas en una vivienda, según han señalado fuentes del servicio de emergencias y policiales
Agentes de policía consiguieron acceder a la vivienda y el personal de ermergencias solo pudo confirmar la muerte de la pareja"- se publicó otras 24 horas más tarde en la prensa local.

Los cuerpos de Sebas, era él, y de una famosa relaciones publicas y publicista de 48 años, que Ariadna conocía por haber coincidido en varios eventos; fueron encontrados juntos, desnudos, con una botella de champagne, dos copas, cesta con frutas exóticas sin tocar, y una docena de conchas  de ostras encima de la mesa. Ambos, víctimas de la así llamada "muerte dulce".

Un día más tarde  fueron incinerados en el tanatorio de la zona, con una hora de diferencia.

Centenares de mensajes de condolencias a la viuda y sus hijos por tan injusta y repentina muerte de alguien excepcional, noble, gran amigo, buenisima persona, etc...
Resultaba irónico, absurdo y muy cruel.

Repasando en su confusa memoría los últimos meses del comportamiento de su marido Ariadna intentaba encontrar un mínimo indicio de cambios en su actitud... Nada. Ni una bronca, ni un reproche, ni una llamada o mensaje extraños. Ningún cambio hacia los hijos; siempre tan atento y cumplidor con ella, su Ari. El cumpleaños, su aniversario, flores sin motivo, por qué sí, regalos y detalles que toda mujer agradece con entusiasmo.

¿Cuándo empezó? ¿Por qué? - se preguntaba Ariadna una y otra vez, y no encontraba respuesta alguna. Era desconsolador. Llevaban juntos 12 años, 10 de casados, felizmente casados. Sin crisis del primer año, ni del séptimo, ni de la primera década. Sebas dedicaba mucho tiempo a su trabajo y su familia, Ari le dedicaba todo su tiempo a su familia, su marido y sus hijos. Todo iba genial.

Es cierto que en los últimos meses Sebas ha estado más fuera que dentro, acompañando en los mitines de su campaña electoral al presidente autonómico reeligido. Estaba tan centrado en su trabajo, dirigir la campaña; cuadrando la agenda de su candidato, atendiendo a los medios, organizando encuentros con los ciudadanos, etc. y aún así tenía tiempo para los gemelos de 9 años, Sebas Jr y Enrique, y la pequeña Paloma.
              
                                           *    *     *

Ahora todo el mundo hablaba de la "otra", especulaban del tiempo que la pareja de amantes llevaba juntos, y que mala suerte para ambos; que circunstancias tan dramáticas e irreversibles para ser descubiertos...

Un día, pasadas casi dos semanas del entierro, Enrique se le acercó a Ariadna y le dijo abrazando a su madre: mami, por qué los niños del colegio te llaman la "cornuda"?
- Es una broma, mi Amor, no les hagas caso, - respondió Ariadna
- Yo no les hacía caso, pero Sebas se peleó con dos chicos.
- Le pegaron a Sebas?- preguntó Ari.
- Bueno, sí, pero no, mami, Sebas les dió un buena paliza a los dos. Los niños se reían.

Por la noche Ariadna vino a la habitación de su otro gemelo, Sebas Jr., que casi no cenó y toda la noche permaneció serio y callado.
- Todo bien, cariño? - preguntó Ari arropando a su hijo, - has estado muy serio toda la noche.¿Estás bien?
- Mamá, ¿por que los niños del cole te llaman cornuda?
- Por que habrán oído una nueva palabra y la repiten para no olvidarse de ella... - respondió Ari y acarició la cara y el pelo de su hijo.
- Pues no me gusta ni esa nueva palabra ni que la usen para llamarte.
- No les hagas caso, se les pasará; mi amor. Pasará un tiempo y aprenderán una nueva palabra y se olvidarán de esta, tan fea. De acuerdo?
- De acuerdo, mami.- Luego se quedó un rato pensativo y continuó: Sepas que yo siempre te querré y nunca nunca te seré infiel, lo prometo.

- Yo también siempre siempre te seré fiel, mi Amor, - dijo Ari disimulando para que su hijo no se diera cuenta como su voz quebraba, de emoción e indignación...

Pero aquel a quien se podría pedir explicaciones ya no estaba, y nunca volvería a estar... 
El corazón dolía mucho, la pena pesaba aún más pero le esperaban sus tres tesoros, cada uno en su habitación, y la ruta de la madre, a partir de ahora en solitario, debía seguir para darles buenas noches y un TE QUIERO MI TESORO a sus otros dos hijos.


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