Durante casi 20 años María trabajó en la misma agencia turística, empezó como secretaria y en los últimos años fue la mano derecha del director y propietario y su compañera sentimental; hasta que el hombre no fuera víctima de un atentado organizado por otro mayorista de viajes y murió en el hospital de heridas de bala.
María no salió de su casa casi dos semanas, agotando el depósito de todo tipo de bebidas alcohólicas traídas de recuerdo de muchos países que visitó en fun-tours que los hoteles organizan para directivos de las agencias turísticas. Cuando se agotó su arsenal de bebidas y se secó la última lágrima, ha vuelto al trabajo.
Se encargó de la agencia mientras la viuda, que nunca quiso saber nada de los asuntos de su marido, estaba negociando la venta de la empresa a los que supuestamente asesinaron a su marido. la ironía de la vida.
Y un día le vino a ver la directora de una agencia matrimonial que acababa de instalar su nueva oficina en la planta ático del edificio donde trabajaba María. la nueva vecina ofreció su colaboración para gestionar los viajes de sus chicas a diferentes países europeos por invitación de los novios extranjeros.
- Y tú, María, ¿estás casada o soltera? No veo alianza, – le dijo la directora de la agencia
- Abandonada más bien, - con toda esa movida María no se acordaba que tenía pendiente la firma de la demanda del divorcio.
Su ya ex marido encontró una mujer 10 años más joven y estaba esperando un nuevo hijo en la otra punta de la ciudad. Mientras María lloraba por su amor secreto, el ex marido se peleaba con el contestador automático de su antigua casa dejando miles de mensajes: ¡Fírmamelo de una puñetera vez! Aparte de cornudo, que pasa, ¿soy el imbécil sin fecha de vencimiento?
- Genial, te encontraremos un buen marido, - dijo la nueva vecina, - pide por esa boquita qué tipo de hombre te gustaría conocer! Soy casi una bruja, de las buenas, que hacen tus sueños realidad, - y abrió su agenda.
La propuesta le sonó a Mariá como una broma d ehumor muy negro. A sus 42 años la vida de una mujer en Rusia está acabada, pero no quería pensar en cosas tristes y le dijo a la "celestina":
- Alto, rubio y con los ojos azules…mi ex marido era más bajito que yo, moreno y de ojos color avellana... Y a mí siempre me gustaron los rubios.
- Chica, qué mala uva! Trabajo con España, Italia y Grecia. ¿Dónde has visto tú a un torero rubio de ojos azules? Me pides cosas imposibles.
Pero varias semanas después, cuando María ya ni se acordaba de aquella peculiar conversación, sonó su móvil y la voz de la directora de la agencia matrimonial le dijo:
- Guapa, cuando tengas un rato, pásate por el ático, aquí te tengo preparado a uno alto, rubio, de ojos azules que vive en Madrid. No es español pero lleva en España 20 años. Es un milagro pero justo lo que me encargaste.
“Fíjate,- pensó María, - en qué tiempos vivimos, hasta a un marido ya se puede encargar a distancia.”
Sven, era un hombre de origen sueco, alto, de ojos azules y pelo rubio natural.
También era 10 años mayor de la edad que le había indicado en el cuestionario para la agencia.
Vino a buscarla al aeropuerto y no se sabe cómo, interrumpió el control de seguridad y llegó hasta la sala de entrega de equipajes. Traía un enorme ramo de flores, muy caótico (las rosas eran de su jardín) y en otra mano un sombrero blanco, como el resto de su ropa. Parecía una imagen televisiva del Dios todo poderoso en versión moderna.
En tres días no salieron de la cama. Aquello parecía más bien una fiesta, un desenfreno sexual de dos personas hambrientas de pasión, sexo, cariño y afecto. Dos seres enloquecidos que cruzaron toda Europa para encontrase en el aeropuerto internacional de la capital española, para no separase jamás.
-¿Por qué me has mentido en la edad? – le preguntó María al cuarto día cuando Sven le enseñó su carnet de identidad.
-Si te dijera la edad,¿ vendrías a verme? – le preguntó y le miró a los ojos a la espera de su respuesta.
- Pues no, - igual de sincera respondió ella.
- Entonces mi mentira tenía sentido, - concluyó él, 22 años mayor que su nueva compañera.
Y nunca más hablaron del tema.
María estuvo dos años de modo ilegal ya que cada vez que le preguntaba a Sven de cómo se podía arreglar el asunto, su compañero le daba una detallada explicación en inglés donde María se perdía entre tantos detalles y no seguía para no parecer una tonta y una pesada.
En Septiembre de 2005 le dijo que por fin había arreglado los papeles para que pudiesen casarse pero lo harían en Suecia, así, de paso visitarían la familia política y celebrarían el enlace con los más íntimos.
Y nada más volver de Estocolmo, en su buzón de correo María encontró la notificación del Ministerio de trabajo e Inmigración informándola que en el marco de la campaña de legalización masiva de extranjeros en España, llevada a cabo por el Gobierno socialista, se le concedía su tarjeta de residencia y permiso de trabajo renovables al año.
Era una doble alegría. Que duró poco...
En Navidades, Sven, pasado de varias copas, contó en presencia de varias nuevas amigas de María que en realidad era bígamo, que al casarse con ella en Suecia, no había disuelto su matrimonio anterior con una francesa de origen argelino, ya que costaría una pasta. Pero como el testigo de su boda con María fue el Estado sueco, y entre dos países no hay conexión en el registro civil, no pasaría nada.
También presumió de que María fue su quinta esposa.
Nadie habló en la mesa, los asistentes a la cena de Navidad se miraban paralizados por la noticia.
Al hijo de María se le cayó y se le rompió la copa.
Sven se levantó y subió a su habitación, el alcohol pudo con él.
La fiesta terminó.
Y dos meses más tarde Sven tuvo que anunciar a María otra sorpresa.
Para impresionar a su joven futura esposa, puso como garantía ante un grupo de prestamistas su chalet valorado en 330.000€ y les pidió un préstamo de 60.000€. Finalizado el plazo de la devolución del crédito que había gastado con María, recibió la notificación del deshaucio y estaba a punto de entregar las llaves de la casa y marcharse de alquiler donde sea.
Para aquel entonces y para la suerte de ambos María ya había empezado a trabajar como guía turística y asumió todos los gastos de mantenimiento de su nueva familia, lejos de la idea de dejar a Sven.
- ¿Cómo y por qué aguantas todo eso?
¿Cómo aceptas que te ha mentido en tantas cosas, que puso en riesgo hasta tu estancia legal en España? Yo le echaría a patadas! – le preguntaban y opinaban sus amigas durante un almuerzo a lo más estilo de la popular serie "Sexo en NY".
- Le quiero con todo mi alma, chicas. Y si Sven hizo todo eso, bueno, al fin y al cabo quería hacerme las cosas más fáciles, hacer que viviera mi “dolce vita” particular, aunque con una pronta fecha de caducidad.
- Pero eres consciente lo duro que será todo a partir de ahora? - insistían sus nuevas amigas.
- Nunca he tenido las cosas fácile y tampoco nunca me he dependido de nadie, - respondió María, - siempre he trabajado. No fui feliz en mi matrimonio. Nunca quise al padre de mi hijo. Sasha fue consecuencia de un polvo con embarazo a los 20 años y nos casamos por darle al crío un hogar seguro… Pero nunca hubo amor verdadero... - su rostro reflejó mucha tristeza.
- Y con Sven me he sentido una mujer de verdad: querida, deseada, guapa, joven, muy, muy sexy… Y me da igual que sea yo quien traiga pelas a casa…
De esta última conversación en la que participé, pasó casi un año. María evita a sus amigas para no enfrentarse por su marido que sigue viviendo de sus ingreso como guía, se dedica a pasear por el nuevo barrio, fuma y bebe como antes.
El hijo de María se ha independizado. Y no por haber encontrado un trabajo, si no por no poder soportar la caradura de su padrastro. Se ve con su madre en la ciudad, nunca en su casa. Sus relaciones son tensas y sus encuentros cada vez más cortos...
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