Un famoso diseñador de moda vio desfilar a Ekaterina en la Semana de la Moda de Moscú mientras montaba su primera boutique en la capital rusa. La joven modelo le impresionó. Primero por la tele, en el monitor del enorme plasma instalado en el hall del Hotel Kempinskiy. Luego, y después de tres días de llamadas y largas negociaciones con su agencia, en directo, cuando acordaron tomar el café. Los ciento ochenta y tres centímetros de la estatura de Ekaterina más los diez del tacón resultaron aún más impresionantes, teniendo en consideración que el diseñador no llegaba ni al 1.70…
Fue su musa durante casi seis años, su modelo estrella en todos los desfiles, su amor platónico, su inspiración. Se convirtió en esa hija que no pudo tener nunca.
Cuando Ekaterina le anunció que dejaba las pasarelas para estudiar Bellas Artes en Madrid y, en particular, el diseño de zapatos y complementos, lloró encerrado en su casa varias horas... Pero la entendió y la dejó marcharse.
Durante la fiesta después del primer desfile en Madrid Ekaterina conoció a Paco, un chico un par de años mayor que ella. De origen humilde de la zona sur de Madrid, Paco se hizo a sí mismo, montando pubs que le funcionaban muy bien.
Pocos años más tarde, asociándose con dos amigos más, invirtió en una discoteca que al año se convirtió en sitio de moda y glamour durante la Semana de la Moda y la pasarela Cibeles.
Aquí el genio de la moda española organizó su fiesta privada para celebrar el Primer Premio de la Asociación de los creadores; invitó a sus modelos, todo el equipo de trabajo y amigos. Paco les atendió aquella noche. Fue solo ver a Ekaterina entrar por la puerta, supo que esta chica sería el amor de su vida. Bueno, en realidad el pensamiento fue: "Joer, esa piba es para mí."
Llegó el 10º aniversario de su historia de amor. Los amigos de Ekaterina organizaron para la pareja una fiesta-sorpresa. Seleccionaron los mejores momentos: los primeros años dela historia de amor a distancia; los sermones del diseñador que trataba a Ekaterina como si fuera su hija. El tercer grado sobre sus intenciones que el famoso diseñodor le hizo a Paco cuando Ekaterina les presentó formalmente; viajes, cumpleaños, inauguraciones de nuevos locales; campañas publicitarias de Ekaterina.
Ekaterina era una mujer increible; a pesar de su belleza natural, sin retoques ni implantes de silicona; discreta, elegante, con pelo precioso y unas manos que, solo mirándolas, se sentían caricias. Era lista, atenta, hogareña...En fin, lo que todo hombre puede soñar...
Y también cada vez que salían juntos donde le invitaban a ella, Paco sentía necesidad de repasar todos los periódicos para estar al tanto de las pocas cosas que podía entender e intentar participar en alguna conversación. Eso le pesaba mucho y le aburría aún más.
Lo suyo era la noche, las copas, charlas con sus colegas que ahora le envidiaban y le admiraban. Algún que otro escarceo con go-go nuevas...Ya se sabé, cosas de la noche...
Ekaterina vivía el día, con su disciplina y su sencillez...
En una entrevista sobre la incorporación en la pasarela Cibeles de las modelos del Este de Europa, el diseñador dijo que antes “un desfile era una fiesta, un cachondeo, las modelos españolas les seguían el juego, el trabajo era más improvisado, llegadas tarde, ojeras, alguna que otra pelea de gatas en el backstage.
Con la llegada de las eslavas la pasarela se convirtió en una industria de algo mucho más serio. Venían puntales, con la cara descansada y lavada, muy centradas, calladas, obedientes, muy trabajadoras, repetían los ensayos sin protestar, hasta que el diseñador no se cansara, ni una queja, ni un solo capricho tonto. Hasta que todo saliera perfecto. Muy profesionales.
- Si te la llevas, tendrás una joya más preciada en tu vida, cúidala bien, ¿me oyes? Cúidamela bien Paco, te estaré vigilando, que lo sepas. – le dijo el diseñador a Paco cuando anunciaron su compromiso y el diseñador, ya muy enfermo, vino a Madrid.
Y unas semanas después de la fiesta de anuncio de su compromiso ella se instaló en el chalet de Paco que su novio acababa de comprar en Majadahonda.
Un sábado muy soleado, después de una vuelta por la sierra y algunas compras para la casa, los dos se sentaron a tomar algo en una terraza del famoso centro comercial en las afueras de Madrid. Sin mirarle a los ojos Paco le dijo:
- Si quieres que nos casemos, fírmame antes la separación de bienes, no tienes casi nada, tu piso en Rivas es una mierda,- y de un enorme bocado acabó con la tapa del día traída para compartir.
- De acuerdo, - respondió Ekaterina y le miró fijamente a su novio.
Durante el camino a casa Paco intentó iniciar varias veces una conversación. Intuía que no hizo bien las cosas que estaba ensayando desde hace una semana, aconsejado por sus amigotes. Ekaterina no respondió.
Al entrar en casa dejó las compras en el salón, recogió sus cosas en el dormitorio y llamó el taxi.
Ekaterina regresó a su piso en Rivas-Vaciamadrid y a su vida de soltera que desde hace años no se imaginaba sin Paco.
Nunca más volvió a cogerle el teléfono.
Tampoco le quiso dar el disgusto a su padrino, ya muy enfermo y muy débil.
Se volcó en sus estudios y el diseño de su primera colección de bolsos.
Un mes después en Barcelona murió de cáncer el conocido diseñador nombrando a Ekaterina en su testamento una de sus principales herederas.
Está a punto de salir la segunda colección de bolsos y complementos "by Kate", la primera colección de alta bisutería. En la vida de Ekaterina no ha habido otros cambios importantes, quizás sale más con sus amigas.
Está sola, no tiene novio y en sus recuerdos a veces aparece la sombra de la melancolía por aquellos tiempos cuando se sentía feliz y acompañada. Pero esa melancolía se pasa muy pronto.
Sigue haciendo aportaciones para varias causas benéficas, cosa que inició en su época de modelo: para niños enfermos de cáncer y protectora de animales.
Paco ha salido con varias go-gos y una camarera de su local pero todas le parecen cutres y muy básicas. Según el empresario de la noche, les falta la bondad y el glamour que un día conoció ...
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